miércoles, 1 de julio de 2015

Lovecraft y Leiber

Es de sobra conocido que H.P. Lovecraft, padre de los Mitos de Cthulhu y genio indiscutible del pulp, mantuvo correspondencia con otros escritores de la época, como Robert E. Howard, Robert Bloch o Clark Ashton Smith, hasta formar el denominado Círculo de Lovecraft. Si hay un factor común en la extensísima (más de 100.000 cartas, según su biógrafo L. Sprague de Camp) cadena de cartas que mantuvo con unos y otros es su cercanía y amistad, que contrasta con el arquetipo de solitario e introvertido que persiguió al autor hasta el fin de su corta vida.

Como podréis intuir, Lovecraft también mantuvo una intensa correspondencia con Fritz Leiber; pero no solo con él, sino también con su primera esposa, Jonquil Leiber. De hecho, fue ella la que, viendo que por mucho que animara a su tímido marido, no se decidía a dar el paso, envió la primera carta al genio de Providence.

Por suerte, las cartas que recibiera el matrimonio Leiber desde el 2 de noviembre de 1936 hasta el fallecimiento de Lovecraft unos meses más tarde (15 de marzo de 1937) han sido conservadas y también publicadas en el libro "Fritz Leiber and H.P. Lovecraft: Writers of the dark", editado por Ben J.S. Szumskyj y S.T. Joshi para Wildside Press.



Me gustaría compartir con vosotros un fragmento de la carta que recibiera por respuesta Jonquil Leiber:

Querida Mrs. Leiber:—
[...] debo darme prisa en decir cuan grato me resulta saber de la amable opinión que usted y su esposo mantienen de mis esfuerzos literarios. Mi placer es aún mayor por la admiración que siempre he sentido por el trabajo de su suegro. A principios de siglo, tuve la oportunidad de verle actuar muchas veces en las compañías [de teatro] de Mr. Robert Mantell, interpretando a Horatio, Iago, Mercutio, Bassanio, Edmund y Faulconbridge, y de maravillarme en su alegre mezcla de tradicionalismo clásico con las técnicas más moduladas y refinadas del presente. Su Faulconbridge es para mí inolvidable... [...]
[...] Me complace profundamente saber que [Fritz Leiber, Sr.] tiene un hijo que continúa su tradición y descubrir que ese hijo ve mis propios intentos fantásticos con tan buenos ojos. [...]

En las sucesivas cartas, tanto a Fritz Leiber como a Jonquil Leiber, se sigue notando esta admiración profunda por las obras de teatro de su padre. Desde mi punto de vista, es una manera de comenzar una relación de amistad de lo más fascinante.


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