martes, 23 de junio de 2015

De ratoneros y bárbaros - Parte II

Como decía en la primera parte del artículo, los personajes de Fafhrd y el Ratonero Gris se basan en los propios Fritz Leiber y su eterno amigo Harry Otto Fischer. Leiber era alto, delgado y utilizaba su voz con la maestría de un actor de teatro, mientras que Fischer era más bien de corta estatura y con un físico no muy excepcional. Aunque es en el prólogo de Espadas y Demonios donde encontramos la descripción más fiel de la pareja:

Dos camaradas de la muerte, sombríos comediantes para toda la eternidad, vigorosos, pendencieros, buenos bebedores, imaginativos, románticos, groseros, ladrones, sardónicos, festivos, siempre buscando aventuras a través del ancho mundo, condenados a toparse sin cesar con los enemigos más mortíferos, los adversarios más crueles, las muchachas más deliciosas y los brujos más horrendos, bestias sobrenaturales y otros personajes.

De nuevo, realidad y ficción se pierden en un sutil juego de quién imita a quién.

El Fafhrd y Ratonero Gris de Mike Mignola

En cuanto a su estilo, la pluma de Fritz Leiber es salvaje y caótica como su vida. Los relatos comienzan muchas veces in media res, complejos y anudados, para ir desatándose poco a poco a medida que el lector avanza las páginas. Leiber no se molesta en presentar una trama simple ni bien explicada. Los personajes entran y salen, las situaciones más violentas transcurren con una inusual normalidad y los finales... dejémoslo en que suceden.

Las historias de Fafhrd y el Ratonero Gris cuentan también con otro personaje vital para la saga: la ciudad de Lankhmar. Esta urbe primigenia es la esencia de todo vicio, un reflejo de los peligros de las grandes ciudades y, a la vez, un reflejo de la fascinación que se esconde en sus siempre cambiantes calles. Adentrarse en Lankhmar es viajar a la antigua Babilonia, a la madre de todas las ciudades, un hacinamiento de edificios con vida propia por la que el tiempo nunca pasa en vano.

Otro de los aspectos que atrae del genial escritor es su vida plagada de fuertes contrastes. Defensor del más absoluto pacifismo, sentía una profunda fascinación por sus antepasados alemanes y el nazismo y, al mismo tiempo, apoyó la guerra para derrocar a Hitler.

Por otra parte, tal y como el escritor Harlan Ellison denunció, vivió muchos años en la más absoluta pobreza, pero fue un personaje famoso en la vida nocturna de San Francisco. Escribía sus relatos en una vieja máquina de escribir apoyada en la pila del baño porque prefería gastarse el dinero en bares, restaurantes y fiestas. Esta vida en apariencia alegre, escondía una fuerte depresión al no poder superar la muerte de su esposa, hecho que trataba de enterrar bajo pesadas capas de alcohol y tranquilizantes. De nuevo, es inevitable percibir un paralelismo con la propia vida que llevaban Fafhrd y el Ratonero Gris en la viciosa Lankhmar. 

Por suerte, los periodos de decadencia se alternaron con otros de lucidez a lo largo de su vida, periodos más o menos largos en los que nos brindaba nuevas aventuras de la más grande pareja del pulp, pero también historias de terror y ciencia ficción. Sin contar las decenas de premios que acumuló; entre ellos, seis Hugo y tres Nébula.

En la última década de su vida, además, encontró un nuevo homenaje a toda su carrera y una importante fuente de ingresos en forma de colaboraciones y royalties de la mano de TSR, la compañía fundada por Gary Gygax (1938-2008), célebre por editar el pionero de los juegos de rol: Dungeons and Dragons. La influencia de las historias de Fafhrd y el Ratonero Gris es más que patente en el juego y el propio Gygax cita directamente la obra de Leiber en el Apéndice N: Sugerencias de lectura de su Guía del Dungeon Master de la primera edición del juego Advanced Dungeons & Dragons.

A la izquierda, Fritz Leiber y Gary Gygax durante la Gen Con 1976

En definitiva, siempre que nos encontremos con una pareja de rufianes, un nórdico bárbaro y un huraño ladrón, o una laberíntica ciudad sede de los más pintorescos gremios —de ladrones, de mendigos o de asesinos—, ya sea en la pluma de Terry Pratchett, en la de Roy Thomas o en la de cualquier otro, alcemos nuestra copa y dediquemos un brindis por el genial Fritz Leiber, un escritor, poeta, actor, campeón de esgrima y experto jugador de ajedrez que vivió a la manera que escribió... o escribió a la manera que vivió.

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