Esta entrada y su segunda parte corresponden a un artículo sobre Fritz Leiber que iba a ser publicado en un fanzine dedicado al género de espada y brujería. El fanzine nunca llegó a publicarse, pero el artículo quedó ahí, a la espera, en mi ordenador. Lo considero la semilla que ha puesto en marcha este blog y quiero dedicárselo a José Joaquín Ramos de Francisco, cuya ficha del autor en el Sitio de Ciencia-Ficción sirvió de base para mi documentación.
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La literatura pulp está repleta de héroes y aventureros que han alcanzado la inmortalidad a través de sus excitantes aventuras. Pero también hay una pareja de amigos que, aunque quizás no disfruten de las primeras filas de los salones de la fama, han sobrevivido al paso del tiempo gracias a un fiel culto de seguidores que ha mantenido vivo su recuerdo. Efectivamente, hablo de Fafhrd y el Ratonero Grís, cuyas hazañas nos ha relatado durante décadas el genial Fritz Leiber.
Fritz Reuter Leiber Jr. nace un veinticuatro de diciembre de 1910 en Chicago. Sus padres eran actores, propietarios de una compañía de teatro centrada en la obra de Shakespeare. Tras unos primeros pinitos como actor, Leiber se gradúa con honores en Filosofía en 1932 y completa sus estudios en el Seminario Teológico General. Durante estos años, alterna su carrera de actor, tanto de teatro como de cine, con la de sacerdote episcopaliano. Además, comienza a colaborar con distintas revistas como escritor freelance.
En 1936 contrae matrimonio con su primera esposa, Jonquil Stephens. Fruto de esta unión nace su único hijo, Justin Leiber, en 1938. Poco después, al estallar la Segunda Guerra Mundial, decide combatir contra el fascismo y dedica todo su tiempo a trabajar en una fábrica de aviones.
En 1969 se produce un hecho trágico en su vida que marcará el carácter de Fritz Leiber casi hasta su muerte: el fallecimiento de su esposa Jonquil. El escritor se muda definitivamente a San Francisco y busca aliviar sus penas con dos peligrosos aliados: el alcohol y los barbitúricos.
Tras dos décadas de altibajos y una vida de la más absoluta pobreza, Leiber contrae matrimonio por segunda vez en 1991 con la periodista Margo Skinner. La vida le vuelve a sonreir brevemente hasta su muerte, el cinco de septiembre de 1992.
Sin embargo, lo que más atrae de Fritz Leiber no es su biografía en sí, sino la manera en la que vivió su vida. Una vida llena de anécdotas que en numerosas ocasiones se vieron traducidas al papel en sus historias. Anécdotas que, siempre derrochando un sutil humor negro, Leiber no se molestaba en afirmar ni desmentir.
Por ejemplo, se cuenta que el joven escritor y su mujer llegaron a cartearse con H.P. Lovecraft, uno de sus autores favoritos y que más le influyo —junto a Robert Graves—, animándole a que siguiera escribiendo sus maravillosos relatos.
Además de actor y escritor, Fritz Leiber fue un notable poeta, un campeón de esgrima y un experto en ajedrez. Apasionado de la estrategia, inventó junto a su eterno amigo Harry Otto Fischer (1910-1986) un juego de mesa derivado del ajedrez y basado en los wargames de la época sobre la ciudad de Lankhmar y el mundo de Nehwon. Precisamente, es esta profunda amistad con Harry Otto Fischer de la que se originó la más pintoresca pareja del pulp: Fafhrd y el Ratonero Gris.
Pero antes de hablar de estos héroes, o anti-héroes más bien, cabe recordar que fue el propio Leiber el acuñador del hoy tan popular término espada y brujería. En 1961, Michael Moorcock publica una carta en la revista Amra solicitando un nombre para el tipo de aventuras de fantasía del escritor Robert E. Howard. Él mismo propone el término fantasía épica. En el número de julio de 1961 de la misma revista, Leiber propone lo siguiente:
Estoy más seguro que nunca que a este género deberíamos llamarlo «espada y brujería». Es un término que describe con precisión tanto el nivel de civilización como el elemento sobrenatural, así como se distingue inmediatamente del género de capa y espada (aventura histórica) y (como consecuencia) del de capa y puñal (espionaje internacional).
Es más, el escritor aporta su propio granito de arena al género en la figura de uno de los personajes: el Ratonero Gris, ladrón, pícaro y aprendiz de brujo, siempre en equilibrio en el filo de la navaja que separa el bien del mal. Y es que en las historias de Leiber no hay buenos ni malos. El Mal, en mayúsculas, solo aparece personificado a través de innombrables horrores, ecos de su ídolo Lovecraft. El Bien... parece que hace tiempo que hizo las maletas. Fafhrd y el Ratonero Gris no son héroes, ni siquiera aventureros, son personas de carne y hueso que han decidido darse un paseo por el lado salvaje. No esgrimen espadas mágicas ni poseen dones sobrenaturales. Su único lema es un carpe diem llevado al extremo.
Continúa en De ratoneros y bárbaros - Parte II
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